sábado, 12 de marzo de 2016

Ay, Manuela qué pena

Sorpreshola¡

Toda una sorpresa abrir la prensa en los tiempos que corren. No sé si definirlos como "raros", "difíciles" o "contrariados", pero la verdad es que hay algunas noticias que, a mí personalmente, aún me sorprenden. Quizás porque entiendo que el país tiene otros menesteres mucho más importantes de los que salir y por los que preocuparse y parece que vamos siempre a parar a lo mismo. En Navidad, eran las fiestas de invierno, los Reyes Magos, suplidos por el Mago Merlin, sus dos ayudantes y las brujas falleras y como no, ahora llega la semana de festividades en lugar de la SEMANA SANTA de toda la vida de Dios. ¿Han cambiado los hombres o los tiempos?.
Parece que a nuestros políticos les compete mucho más no dejar circular por Madrid coches de gasoil, cambiar los nombres y las plazas de "su" memoria histórica y puestos a cambiar, también todos los nombres de las fiestas religiosas. Total, que una no sabe ya si la semana que viene, de festividades, es una para aprovechar en el corte inglés, o es esa en la que antes me perdía por Sevilla.
Perdida, eso estoy...¿Qué hago, me voy a dar una vuelta en la semana de festividades(quizás encuentre precios más asequibles que en rebajas) o me vuelvo a perder en Sevilla?.
Después de haber consultado a grandes expertos en la materia, haberme preguntando a mí misma y debatido con mis asesores personales, hemos tomado una decisión que, espero,  no ofenda a Manuela.
Sí, me voy a Sevilla.
Es que yo pensaba... ummm sí, Madrid está muy bien y de Madrid al cielo, pero estos días de Pasión, Sevilla es el cielo y de ahí, a la gloria.
Claro, intento convencerme a mí misma que Madrid, es Madrid, ¿o era?. Porque la calle X ahora se llama Primo hermano de H, y la plaza G, ahora se llama Plazoleta de J. Total, que muy a pesar no podré disfrutar de todas esas alternativas que la capital ofrecerá en su semana de actividades.
Mientras vienen a mi mente recuerdos de años pasados,- de esos paseos por Sevilla el domingo de Ramos con los zapatos de primera puesta que hacen heridas grandes ,sin dolor, mientras respiras el olor a azahar, incienso, PASION y DEVOCION en cada rincón; Semana de galas para ellas y corbatas para ellos-... mi pena por no disfrutar de la semana grande Manuela, va disminuyendo y parece que me siento algo mejor. Luego, Recuerdo la Estrella a su salida y parece que mi nostalgia se va calmando y pienso," ya mismo está San Gonzalo en la calle, Santa Genoveva y las penas de San Vicente, parece que me llaman" y digo para mis adentros "ay, Manuela qué pena¡". Me siento afligida porque he cambiado la oportunidad de los días de oro por ver a los Javieres, a los Estudiantes entrando en su capilla, a esa cofradía a la que tanto siguen y quieren sa familia de amigos trianeros y que esperamos en los jardines de Murillo, para ver el palio de Nuestra Madre de la Candelaria, y ahora el Dulce Nombre al son de "Rocío" a su vuelta a San Lorenzo y sigo diciendo para mis adentros "ay, Manuela qué pena¡".
Pero ya mi mente está en el miércoles y parece que podré aceptar la decisión que tomamos por consenso. Sale la Sed, el Baratillo abre sus puertas en un miércoles de santo de atardecer eterno, como su Salve, y la Gloria se hace presente. Las puertas de San Antonio abiertas, no hay duda, es el cielo. Asoma por sus dos puertas el crucificado franciscano de Sevilla y la Virgen de la Palma Coronada sube al cielo a hombros de sus costaleros. El Cristo de Burgos, la Lanzada y los Panaderos me harán más llevaderos esos momentos. Suena ( en mi mente, claro) "Estrella Sublime" y aparece el paso del Carmen Doloroso, un ¡OLE¡ mudo a esa cuadrilla esboza mi primera sonrisa... Parece que mi pena se aleja.


Venga, que ya es casi jueves... Esto está superado¡¡¡.  Preciosas las Esperanzas en sus pasos, preparadas para su gran madrugá, el Valle, la Quinta Angustia... y me voy a ver salir pasión... ¡¡¡Vaya, se me ponen los bellos de punta¡¡¡, no debería haber venido...¡¡si esto es sólo semana santa¡¡. Pero  me acuerdo de la salida de Los negritos y la de las Cigarreras y entonces, pienso para mis adentros "ay, Manuela qué pena¡".
Casi ha pasado la semana, la madrugá empieza. En Dueñas, busco al Señor de la Salud, " yo me voy con el, pienso", pero entonces escuchas una voz que te cita en el puente para ver sus tres caídas, y te recuerda que, antes, en campana, está su presentación al pueblo. Sin darme cuenta, aparecen los varales de Nuestra Madre de las Angustias y yo digo "Qué bonita va", y ella responde, "en mi advocación Macarena soy la Reina de Sevilla, y en mi advocación Esperanza soy más marinera que nunca..." y  yo, llego a la calle Pureza para ver cómo la Esperanza no quiere despedirse de las calles de Sevilla. Parece que quiere volver al río. Quizás, para encontrarse como Macarena dividiendo a los sevillitas y uniendo a los sevillanos. Y entonces, yo, me limpio las lágrimas que la Centuria Romana me  han saltado y digo para mis adentros, "ay, Manuela qué pena¡...Cómo teniendo oportunidad, no puedes querer esto para Madrid?"


Tengo clara mi respuesta, los hombres no han cambiado, sólo han cambiado los tiempos.
El domingo, infinidad de cofradías pondrán en la calle las primeras cruces de guía de la SEMANA SANTA.
Nazarenos, cera, esperas, palios, cornetas, EMOCION Y DEVOCION llenarán las calles de nuestros pueblos y ciudades. Como antes, como siempre, por siempre.
 Cuando vea el primer cirio, la primera chicotá, la primera levantá y escuche el desgarro de una saeta diré para mis adentros " ay, Manuela qué pena¡".

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